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Hoy en el blog de BeOT queremos desviarnos un poco de la logística para abordar un tema que está cobrando más y más importancia: las energías renovables, un mercado en pleno desarrollo en Chile y con un potencial de crecimiento increíble. Esto no es casualidad, Chile importa más del 90% de sus combustibles fósiles y paga las tarifas de electricidad más altas de América Latina. Además, cada vez más, tanto las empresas como los usuarios en general, estamos más conscientes sobre la importancia del cuidado del medioambiente. Es en este contexto que los sistemas fotovoltáicos son una real opción para quienes buscan soluciones diferentes y eficientes en el campo de la vivienda y de la industria.

La realidad actual nos muestra que los proyectos solares fotovoltáicos están ingresando al mercado chileno de forma competitiva y que los mitos sobre el mal desempeño de la energía solar van quedando sin validez. En el 2015, Chile se está convirtiendo en un actor de talla mundial, tanto que se espera que sea el primer mercado de América Latina en instalar 1 gigawatt en un solo año. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer para que se comience a masificar la energía fotovoltaica en el país y que cada vez más familias e industrias se beneficien de esta energía alternativa. Estamos situados en un país con las más altas tasas de insolación del mundo, lo que lo hace un lugar con fuertes ventajas competitivas para el desarrollo de energía solar. Es nuestro deber capitalizar estas ventajas.

¿Pero, entonces qué son los paneles fotovoltáicos?

Los paneles solares fotovoltaicos son artefactos que capturan la energía del sol y la convierten en electricidad. Contienen filas de celdas solares que son semiconductores fabricados de silicio cristalino las cuales están eléctricamente conectadas entre sí y encapsuladas en un envase o cubierta a prueba de agua. Están los que producen agua caliente y los que producen electricidad.

¿Cuáles son los beneficios de la energía solar fotovoltáica?

  – Ahorros en el gasto de electricidad

  – Protección contra alzas en costos de la energía

  – 25 años de vida útil de los sistemas

  – Resistencia al agua

  – Instalación en techos, pisos, o en estructuras aisladas.

  – Mínimo mantenimiento

  – Integración con la  conexión a la red eléctrica

  – Monitores capaces de medir uso y  rendimientos

  – Reducción de las emisiones contaminantes de CO2

  – Construcción más rápida que tecnologías tradicionales