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La eficacia de un operador logístico está condicionada por la calidad de las “redes de colaboradores” que logra constituir. Toda la estructura influye en el resultado final de una operación: la gerencia, los jefes de área o secciones, los encargados de grúas y los transportistas. Las operaciones exitosas se logran gracias a redes conformadas con gente responsable, comprometida con los objetivos comunes y que sea leal al espíritu que atraviesa a nuestra industria: cumplir en tiempo y forma con el cliente.

Será la gente que integra esa “red de colaboradores” la que hará posible que la mercadería se despache en forma correcta, llegue a su destino a tiempo, y se reduzcan al mínimo los riesgos de cada operación.  Es importante que la red humana de una empresa -desde el nudo más operativo hasta el de mayor planificación- esté integrada por colaboradores que se sientan lo suficientemente motivados para que busquen constantemente la superación personal, logren enfrentar inconvenientes en forma autónoma, entendiendo el proceso logístico en su totalidad, no sólo su tarea específica.

De esta manera, el rol de los líderes es fundamental ya que son los encargados de comunicar, apoyar y dirigir a los equipos, trabajando a la par de sus colaboradores, y tomando decisiones para incentivar el involucramiento de su equipo, lograr un mayor compromiso con la operación y crear un clima de confianza y superación personal y colectiva.

Será en las operaciones extremas -con largas y complicadas jornadas, con horarios poco convencionales para el resto de las industrias, y con objetivos operativos ambiciosos- que la red humana se pondrá a prueba en su máxima expresión. La calidad del vínculo entre colaboradores, la buena comunicación entre cargos y la confianza que se alcance entre los diversos equipos que integran una organización, permitirán que la cadena logística no se quiebre, entendiendo a nuestro trabajo como lo que es, una red humana en busca de un objetivo común.